En el barrio de Xonaca, un lugar rodeado de calles estrechas y empedradas pero muy lindas se ubica para ser exactos entre la 22 Oriente y 18 Norte la “Fuente de los Muñecos”; una fuente que encierra una de las más grandes y enigmáticas historias de la ciudad, cuyo único recuerdo de lo que ocurrió son las leyendas que los vecinos te cuentan y por supuesto la misma fuente.
Este lugar también era llamado en aquellos tiempos barrio de los catrines porque la gente adinerada de todas partes de México construía sus denominadas “quintas” de verano para que sus visitas llegadas principalmente de Europa pasaran unos días de descanso.
Una de las residencias que queda como vestigio de esa época de prosperidad es la que se ubica frente a la iglesia de “La Candelaria”, pues fue ocupada por la emperatriz Carlota. Pasado el tiempo también construyó su residencia veraniega el ex presidente de México, Manuel Ávila Camacho.
Y es en ese escenario donde cuenta la leyenda que se veía por la zona a dos hermanitos muy queridos y conocidos siempre juntos de aproximadamente 6 y 7 años; eran los hijos de un caballerango que trabajaba en el rancho del entonces gobernador de Puebla Máximino Ávila Camacho. Un día lluvioso los pequeños e inseparables hermanos, salieron de casa para dirigirse a la escuela, sin embargo, al caer la tarde sus padres no los vieron regresar. Inmediatamente los padres con la ayuda de otros lugareños del barrio de Xonaca buscaron a los pequeños sin conseguir éxito alguno, por lo que dedujeron que habían caído en un pozo cercano a la casa del general Ávila Camacho sin embargo nunca fueron encontrados.
Cuentan entonces que la fuente se construyó por órdenes del general y gobernador en ese tiempo, en honor a los hermanitos.
Desde entonces hay muchísimos relatos a cerca de estos inseparables hermanos, que las figuras cobran vida por las noches, que todavía se escuchan las voces, risas y los juegos de los pequeños, sea verdad o mentira el relato, no cabe duda, que esta historia le sigue dando vida a la fuente de los muñecos. Actualmente la podemos ver algo descuidada, incluso al pequeño le falta parte del brazo y la sombrilla que los cubría de la lluvia.