Las torres de la Catedral de Puebla siempre han impactado por su tamaño a chicos y grandes. No por nada son las torres más altas de todas las catedrales de Latinoamérica.

La torre norte, es decir, la que está rumbo al Zócalo, es la única que tiene campanas. La más grande fue llamada Santa María de la Concepción, y rebautizada después como Doña María Palafox, en honor al famoso Obispo Juan de Palafox y Mendoza.

La leyenda cuenta que cuando esta campana, que pesa más de 8 mil kilogramos, estaba lista para ser colocada en la torre, empezaron a surgir preguntas sobre la forma en que se subiría.

Y pasaron los días, las noches y no había respuesta. Entonces, sucedió el milagro. Una mañana, cuando los trabajadores que colocarían la campana llegaron al atrio de la Catedral, se dieron cuenta que ésta no estaba. Algunos pensaron que se la habían robado. Pero, ¿cómo robarse una campana tan pesada?

La buscaron por todos lados y nada. Hasta que alguien miró hacia arriba y la encontró. ¡La gran campana estaba colgada dentro de la torre!

Y entonces todos los poblanos entendieron lo que había pasado. Los ángeles se habían encargado de subir la gran campana a la Catedral que, por cierto, aún sigue ahí.


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